¿La manifestación era por una España unida, libre de progres, rojos y separatistas o por una España libre de virus y una mejor gestión de la crisis sanitaria y económica? Fotos obtenidas de Twitter
La llamada a convertir los aplausos de cada tarde a las 8 en apoyo a los sanitarios en caceroladas por al dimisión de Pedro Sánchez, realizada el 8 de abril por comunicadores ultras cercanos a Vox y a sectores del PP, desde el canal de Yotube, Estado de Alarma, ha dado este mediodía un salto cualitativo con las manifestaciones motorizadas convocadas por Vox en más de cincuenta ciudades de España. Y si bien la manifestación del mediodía ha sido organizada por Vox, las caceroladas de cada tarde noche o protestas, como las que se dan cada día delante de la sede del PSOE en Madrid, tienen un apoyo más amplio que va desde el Hogar Social Madrid, cuya lideresa Melisa Domínguez Ruiz, fue detenida en la protesta del viernes, a sectores y votantes del PP y de Ciudadanos.
La manifestación motorizada de motos y coches en Madrid, con el apoyo de gente andando que les esperaba pasar, ha colapsado La Castellana hasta mucho después de las 12.30, hora hasta la que estaba
autorizada.
El recorrido previsto era el rectángulo que forman la Cibeles, Paseo de Recoletos, Colón, la esquina de Goya y Serrano, y terminando en la Puerta de Alcalá,
que luce un crespón negro por los muertos de la
pandemia. Pero la gran cantidad de vehículos ha dificultado completar el recorrido. Así el autobús de Vox, con el lema #GobiernoDimisión en el que iban los dirigentes del partido, ha tardado casi una hora
en recorrer los 500 metros que separan Paseo de Recoletos de la
boca de metro de Serrano. La participación en Barcelona ha sido mucho menor, siendo aproximadamente medio millar de vehículos y motos.
Estas manifestaciones suponen un desafío para el PP de Pablo Casado que duda entre lanzarse a la estrategia de los ultras pidiendo la caída inmedita del gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, o dejar que el desgaste por la gestión de la crisis sanitaria y económica recaiga en el éstos, y aprovechar electoralmente el descontento y frustración dentro de un par de años, cuando ya se vislumbre la salida de la crisis.
Será determinante ver ahora como evolucionan las caceroladas de cada tade noche contra el Gobierno, acciones impulsadas por comunicadores ultras como Cristina Seguí, Carlos Cuesta, Alvise Pérez, Eduardo Inda y OKDiario o Javier Negre en canales o televisiones como Estado de Alarma y Distrito TV. Protestas que parece que enfaticen más en la defensa de la "sagrada unidad de España" y contra el estado autonómico, contra el secesionismo catalán y las políticas del gobierno del PSOE y Podemos, que en favor de una gestión diferente d ela pandemia y la crisis económica. Y si estas protestas de la ultraderecha generan manifestaciones ne sentido contraio, como ya ha ocurrido en algunos barrios de Madrid.
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