Tras la publicación esta mañana en La Marea que el que fuera vicepresidente de la neonazi y negacionista del Holocausto, CEDADE, el abogado José María Ruiz Puerta, es miembro de Vox, la dirigente del partido Rocío Monasterio, ha respondido negando que sea militante de Vox.
Pese a que La Marea no me cite como una de las fuentes de este desenlace del que llevo semanas escribiendo y anunciando, lo que ha ocurrido hoy era previsible. Hay quien se sorprende de que alguien que aparecía en programas de radio y televisión como miembro de Vox hubiera sido presidente o vicepresidente de un grupo neonazi negacionista del Holocausto. Pero cuando el pasado 13 de diciembre publiqué en primicia aquí en el blog, que el partido que él presidía, el Partido X la Libertad, se disolvía para entrar sus miembros en Vox y relataba su pasado como presidente o expresidente de CEDADE, él me replicó negando haberla presidido y finalmente dimos por bueno que, al menos, fue su vicepresidente y posteriormente miembro de la dirección colegiada o presidencia tripartía que intentó reflotar la entidad y, al no conseguirlo, la disolvió.
El me dijo ignorar lo que se había publicado reiteradas veces en los periódicos, desde que defendió por primera vez a Pedro Varela en 1998, que a él se le presentaba como el último presidente de CEDADE.
Posteriormente en diversas ocasiones, la última hace tres días, publiqué que Vox no nombraría a Ruiz Puerta como candidato por la ciudad de Parla, al no tener el apoyo ni de los militantes de Parla, ni de la Ejecutiva. Además constataba que la disolución de PxC y PxL para entrar en Vox ha resultado ser para la mayoría una OPA hostil, y lo que ahora ha ocurrido con Ruiz Puerta, con Vox renegando de él, es sólo el principio. Tras permitirse afiliarse a Vox a numerosos militantes de la ultraderecha, previo requisito de abandonar su partido o disolverlo, Vox está rechazando ahora que la mayoría de éstos vayan en las listas. Y si es preciso, como hemos visto hoy con Ruiz Puerta, se niega que sean militanes de Vox. Pueden negar que cualquier militante que se haya afiliado tras las elecciones andaluzas lo es, dado que con el cambio de estatutos que se aprobó en la asamblea restringida del 23 de febrero se acordó que nadie es militante de Vox hasta nueve meses después de su solicitud de afiliación.
Puede que esta OPA hostil haya sido una estrategia de Vox para eliminar oponentes como Ruiz Puerta que hace cuatro años obtuvo en Parla 2.242 votos, frente a los 723 votos de Vox. Puede que se lo quite de encima ahora, pese a saber perfectamente quien era y haberse reunido con él para tratar la disolución de PxL y su pactar su entrada en Vox, por la apuesta pro-Israel del partido. Es un hecho que tras la entrada de Rafael Bardají, fundador de "Friends of Israel Initiative, el partido quiere evitar que sea tachado de neonazi al haber hecho una apuesta clara en favor de Israel como "baluarte" o trinchera frente al islam. Pero resulta ridículo que cuando él ha estado estos últimos meses apareciendo en Intereconomía y otras televisiones y radios, siendo presentado como miembro de Vox, ahora Vox niegue que sea militante. Una cosa es que Marine Le Pen para adpatarse a los nuevos tiempos haga la transición entre su padre o el todavía eurodiputado, Bruno Gollnisch, que son negacionistas o justificadores del Holocausto, para convertir el partido en defensor de Israel. Pero no tiene lógica pactar con dirigentes de PxL o incluso sus hermanos de PxC su disolución y posterior entrada de sus miembros en Vox, para semanas después recharzarlos por su pasado ultra, fascista o neonazi.
El me dijo ignorar lo que se había publicado reiteradas veces en los periódicos, desde que defendió por primera vez a Pedro Varela en 1998, que a él se le presentaba como el último presidente de CEDADE.
Posteriormente en diversas ocasiones, la última hace tres días, publiqué que Vox no nombraría a Ruiz Puerta como candidato por la ciudad de Parla, al no tener el apoyo ni de los militantes de Parla, ni de la Ejecutiva. Además constataba que la disolución de PxC y PxL para entrar en Vox ha resultado ser para la mayoría una OPA hostil, y lo que ahora ha ocurrido con Ruiz Puerta, con Vox renegando de él, es sólo el principio. Tras permitirse afiliarse a Vox a numerosos militantes de la ultraderecha, previo requisito de abandonar su partido o disolverlo, Vox está rechazando ahora que la mayoría de éstos vayan en las listas. Y si es preciso, como hemos visto hoy con Ruiz Puerta, se niega que sean militanes de Vox. Pueden negar que cualquier militante que se haya afiliado tras las elecciones andaluzas lo es, dado que con el cambio de estatutos que se aprobó en la asamblea restringida del 23 de febrero se acordó que nadie es militante de Vox hasta nueve meses después de su solicitud de afiliación.
Puede que esta OPA hostil haya sido una estrategia de Vox para eliminar oponentes como Ruiz Puerta que hace cuatro años obtuvo en Parla 2.242 votos, frente a los 723 votos de Vox. Puede que se lo quite de encima ahora, pese a saber perfectamente quien era y haberse reunido con él para tratar la disolución de PxL y su pactar su entrada en Vox, por la apuesta pro-Israel del partido. Es un hecho que tras la entrada de Rafael Bardají, fundador de "Friends of Israel Initiative, el partido quiere evitar que sea tachado de neonazi al haber hecho una apuesta clara en favor de Israel como "baluarte" o trinchera frente al islam. Pero resulta ridículo que cuando él ha estado estos últimos meses apareciendo en Intereconomía y otras televisiones y radios, siendo presentado como miembro de Vox, ahora Vox niegue que sea militante. Una cosa es que Marine Le Pen para adpatarse a los nuevos tiempos haga la transición entre su padre o el todavía eurodiputado, Bruno Gollnisch, que son negacionistas o justificadores del Holocausto, para convertir el partido en defensor de Israel. Pero no tiene lógica pactar con dirigentes de PxL o incluso sus hermanos de PxC su disolución y posterior entrada de sus miembros en Vox, para semanas después recharzarlos por su pasado ultra, fascista o neonazi.
En estos momentos entre los dirigentes, concejales y militantes de PxC, PxL y otros grupos que han entrado en Vox (otros decidieron a tiempo volver con Anglada y presentarse con SOMI) hay preocupación por las consecuencias que puede tener haber sido dirigentes o militantes años antes de Democracia Nacional, MSR, Asociación Leon Degrelle u otros grupos, haber publicado en Facebook fotos burlescas suyas en el campo de exterminio de Auswitch, o haberse fotografiado con cruces celtas, la calavera nazi Totenkopf o emblemas de las SS.
De todos modos yo me pregunto, ¿por qué son un problema para Vox aquellos que han militado en determinados grupos neonazis o nacional-revolucionarios, pero no lo es haber sido militantes o candidatos de La Falange o haber apoyado al Casal Tramuntana o el Hogar Social Madrid, si tanto unos como otros saludaban brazo en alto y rechazaban la democracia pluripartidista?
Rocío Monasterio con J M Ruiz Puerta en un acto de Vox
Rocío Monasterio en el acto de Barcelona el pasado día 30 de marzo
De todos modos yo me pregunto, ¿por qué son un problema para Vox aquellos que han militado en determinados grupos neonazis o nacional-revolucionarios, pero no lo es haber sido militantes o candidatos de La Falange o haber apoyado al Casal Tramuntana o el Hogar Social Madrid, si tanto unos como otros saludaban brazo en alto y rechazaban la democracia pluripartidista?
Rocío Monasterio con J M Ruiz Puerta en un acto de Vox
Rocío Monasterio en el acto de Barcelona el pasado día 30 de marzo
Hay mucha distancia entre un nazi o un NS, y un falangista o un carlista. El falangista no es racista, es católico, es hispanista, puede sentirse mucho más "afín" a VOX que a un partido como Alianza Nacional o DN
ResponEliminaEl proyecto de Hispanidad universal de un falangista no es aceptable para un nazi. Es algo evidente salvo que se cometa el error de llamar nazi a la ligera.
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