dimecres, 19 de juliol del 2023

Entrevista sobre el libro en El Salto Diario. "Para Vox el enemigo no está fuera, sino que es de casa". Chema Seglers

 

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Chema Seglers, El Salto Diario, 10 de julio de 2023 (Leer en El Salto, clica)


Xavier Rius i Sant (Barcelona, 1959) lleva años investigando a la ultraderecha. La conoce bien. Se encuentra con muchos ultras, habla con ellos, conversa, los escucha. Y luego, este atento y riguroso periodista, escribe libros tan exhaustivos y necesarios como Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron (Akal, 2023). ¿Qué hay en la entraña de Vox? ¿Cómo se financia? ¿Dónde estaba agazapada esa extrema derecha hasta la irrupción del partido de Abascal? Todas esas preguntas las responde Xavier Rius i Sant, dando algunas claves de la particularidad de la ultraderecha en España. Sin embargo, y Rius i Sant lo explica en esta entrevista, parte de una izquierda no ha sabido confrontar el discurso ultra. Quizá, contando la historia de estos nostálgicos franquistas, podamos desmontar la telaraña.

Lo primero que me llamó la atención fue el subtítulo del libro: ‘El retorno de los ultras que nunca se fueron’. Cuéntame.
En España, a diferencia de su entorno europeo, los verdes y la ultraderecha nunca obtuvieron representación. Jamás ha habido un diputado de un partido verde que por sí solo haya tenido escaños; y, desde Blas Piñar, nunca había habido ultraderecha como fuerza política. Por eso, en parte, se decía que en España no había tanto racismo ni xenofobia como en otros países de Europa.

Sí, se decía.
Después de los atentados del 11-M en Madrid, no se asaltaron mezquitas ni locutorios de inmigrantes ni carnicerías halal. Podíamos ser clasistas, pero no racistas. ¿En cambio, recuerdas Alemania en 2015 con la llegada de refugiados de Siria? Cada semana había ataques a albergues de inmigrantes. En España, la ultraderecha no reacciona solo por la cuestión de la inmigración o por el rechazo a algunas imposiciones europeas, sino, sobre todo, por aquella idea de que España es una y no cincuenta y una.

Comprendo. Herencia franquista y alusión a las provincias de España. En su jerga, ¿la idea del territorio y la unidad de la patria?
Exacto. Si para Le Pen el enemigo son los migrantes, para Vox el enemigo reside dentro del territorio. No está fuera, sino que está dentro. El enemigo es de casa.

Siguiendo el hilo del subtítulo del libro, ¿dónde estaba agazapada esa ultraderecha que terminará en Vox?
Cuando Fraga Iribarne acepta la Constitución y el Estado Autonómico, la legalización del Partido Comunista, el consenso, etcétera y etcétera; los ultras desaparecen o se quedan calladitos dentro del PP. Son esos que ahora dicen que con Franco no había violadores y que se vivía mejor. Con el tiempo, muchos de ellos fallecerán. Sin embargo, en 2013, la ultraderecha empieza a reaparecer, justo cuando Rajoy lleva un año gobernando. Para ciertos sectores del PP, como Abascal y Vidal-Quadras, Rajoy era blando y no hacía nada contra la memoria histórica, el matrimonio homosexual, etcétera. Y ante esa tibieza, este sector duro decide crear un partido para las europeas: Vox, con el cual pretende recuperar esa idea de un PP auténtico. Vox surge de la confluencia de dos sectores. Primero, de gente del PP, como Vidal-Quadras; y luego de Denaes, en la que existen tres corrientes. Abascal, recuperado por Esperanza Aguirre; Ortega Smith y los de las Compañía de Operaciones Especiales [del ejército], y finalmente, el ultraliberal Espinosa de los Monteros. Y al irse Vidal-Quadras del partido, Abascal se convierte en el presidente permanente de Vox.

¿Qué pasó entre Abascal y Vidal-Quadras? Su relación se rompe.
Abascal le reprochó a Vidal-Quadras que hubiera continuado de vicepresidente del Parlamento Europeo hasta el último día cobrando como eurodiputado del PP, sin abandonar el partido; y le argumentó que así habían dado la impresión de que eran casta. En fin, tras algunas diferencias, Abascal decidió prescindir de Vidal-Quadras, y emprendió esa línea trumpista de irreverencia, focalizada sobre todo en lo identitario.

Buxadé es el cabeza pensante que desplaza al sector ultraliberal representado por Espinosa de los Monteros. Es el sentido de la patria y la familia

Dentro de la ultraderecha de Vox, tu destacas dos figuras. La primera es la de Ortega-Smith, uno de los cabecillas. Destacas su pasado de joven falangista.

Sí. De hecho, para que el Ministerio no detectara que Vox era una escisión del PP, Ortega Smith y sus chicos de los boinas verdes legalizan Vox. Ahora bien, lo que interesa saber es cuándo Ortega Smith consigue acaparar ese espacio de la ultraderecha. Justo cuando queda desarticulada Manos Limpias. Y entonces Ortega Smith ya tiene el territorio despejado para comparecer como acusación contra el ‘procés’, y empieza a recolectar dinero entre las diferentes corrientes ultras.

La otra figura que destacas es la de Jorge Buxadé: la mente pensante de Vox, el ideólogo.
Sí, sí. Buxadé fue candidato de Falange dos veces. Ha dado charlas sobre la moralidad del sistema de partidos en el Casal Tramuntana, un local neonazi en Barcelona. Él ha sido secretario de la Fundación Juan Boscán, por la que legalmente entra dinero de empresarios para financiar Societat Civil Catalana. Buxadé redactará junto a Ortega Smith las cien medidas de la España Viva de Vox, el corpus ideológico del partido. Es el cabeza pensante que desplaza al sector ultraliberal representado por Espinosa de los Monteros. Buxadé es el sentido de la patria y la familia.

En los primeros capítulos del libro sitúas al lector en este universo ultra, y cuentas el devenir de las principales formaciones. Hay un fragmento que incluyes muy interesante del ultra Ernesto Milá, líder del Frente de la Juventud, que permite comprender este fenómeno. Milá reflexiona acerca de los problemas que ha encontrado la extrema derecha. Dice Milá: “La extrema derecha no entendió que, con la muerte de Franco, terminaba el franquismo para siempre; no entendió que el 23-F, la vía golpista se cerraba para nunca más abrirse; no entendió que la misma transición se realizó contra la extrema derecha y que para superar ese aislamiento debía copiar modelos europeos”.
Claro, porque los falangistas estaban peleados entre ellos. El Falangismo es un movimiento que quiere derogar los partidos e ilegalizarlos a todos. Entonces, ¿por qué el falangismo pretende crear un partido? Y esa contradicción es la que Milá señala. Al mismo tiempo, advierte de que el comunismo ya no es el enemigo. En ese sentido, Vox ha sabido jugar sus cartas. No critica el comunismo, sino el consenso progre, el independentismo, los podemitas, la bandera LGTBI, etcétera. Para Vox el peligro es que España se rompa, y el ‘procés’ fue el regalo. La ultraderecha falangista clásica es antimonárquica, aunque Vox se presente como el más monárquico de todos. La ultraderecha, finalmente, saldrá de ese aislamiento cuando se produzca el gran salto, a primeros de junio del 2018, con la censura de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy con el apoyo de ERC y Bildu. Ciudadanos denunciará que el PSOE gobierna con los enemigos de España; y luego vendrá por fin la foto de Colón.

Antes de hablar sobre la financiación de Vox, quiero preguntarte acerca de tus encuentros con muchos ultras. Los conoce a todos y te cuentan cosas. ¿Cómo son esas charlas con los ultras?
La relación con ellos suele ser divertida, con bastante ironía. Sucede la paradoja de que nunca se consideran a sí mismos como ultraderecha. Se definen como identitarios, o nacionales, o revolucionarios, o patriotas españoles; incluso, ‘preferencialistas para los de casa’, y cosas por el estilo. Ellos quieren explicarte lo malos que son los otros. De hecho, ellos vienen a mí porque, en sus guerras cainitas, si yo afirmo que algo de lo que me cuentan es verdad, ellos se sienten reafirmados, y se consideran los buenos. Lo importante es saber siempre qué es verdad y qué es mentira, de los chismes que te cuentan.

Cuando Vidal-Quadras pretende crear Vox, los Muyahidines le devuelven el favor con donaciones de máximo 15.000 euros

 Lo que intentan, entonces, es instrumentalizarte?

Sí, claro. Tú debes obviar lo que te dicen. Por ejemplo, si tu das la cifra de muertos por el nazismo, ellos te responderán que el comunismo asesinó a muchos más. Y esa es su lógica.

Te entiendo. Vamos ahora a punto que me parece clave y que explicas con detalle en el libro. ¿Cómo se financia Vox?
Los antiguos Muyahidines de Irán, que son los comunistas de Irán que se exilian a Irak, arrastran la etiqueta de grupo terrorista. Vidal-Quadras, como vicepresidente del Parlamento Europeo, saca legítimamente a este grupo chiita excomunista de la lista de grupos terroristas. Cuando Vidal-Quadras pretende crear Vox, los Muyahidines le devuelven el favor con donaciones de máximo 15.000 euros. Este asunto se destapará cuando Vox entre en el Parlamento Andaluz. Pero, lo grave de la financiación de Vox es que Vox es el negocio de Abascal, porque como es un partido sin estructuras autonómicas porque niega las autonomías, no hay presidente de Vox en Andalucía o en Cataluña; y quien decide qué se vota en el parlamento catalán o andaluz es un comisario político nombrado por Madrid con el dinero que paga el parlamento de turno para su funcionamiento. Y así se quitan los barones territoriales. Todo ese dinero va a Vox. Esto lo denunció Macarena Olona. Durante el último año Vox ha traspasado cinco millones a la Fundación Disenso. ¿Y quién es el presidente vitalicio de Disenso?

¿Quién?
Santiago Abascal Conde.

Háblame de Abascal.
Cuando Abascal pierde el escaño, quiebra el bar de su mujer, le embargan la casa, se divorcia y se queda tirado, él parece a Scarlett O’Hara de Lo que el viento se llevó y proclama la célebre frase de ‘A Dios pongo por testigo de nunca volveré a pasar hambre’.

¿Y luego Esperanza Aguirre se apiada de él y se lo lleva a Madrid?
Exacto. Primero, con la Agencia Madrileña de Producción de Datos, y luego con la Fundación del Patrocinio y el Mecenazgo Social, dos chiringuitos donde Abascal cobraba unos cinco mil euros al mes por no dar golpe. Después, la fundación se disuelve cuando él da el salto para centrarse en Vox. Pero, Abascal vive del sueldo como número dos de los iraníes, hasta que rompe con Vidal-Quadras y se convierte en presidente. La dirección de Vox no ha sido votada. Todo lo decide su Comité de Acción Política, el núcleo duro, cuyo portavoz es Buxadé.

Antes has hablado de tus encuentros con ultras, de como funciona su lógica. Pero, desde una perspectiva de escena política, de espectacularización de la realidad, ¿cómo funciona el discurso de Vox?
Vox pretende provocar. Hace dos años, en las autonómicas madrileñas con pandemia, los ultras decidieron celebrar la presentación de candidatos en la Plaza Roja de Vallecas. Había más manifestación antifascista que simpatizantes de Vox. ¿Qué pasó? Que empezaron a saltar los botellazos, y lo que hubiera sido un minuto de televisión se convierte en carne de actualidad. A Vox le gusta ir a actos donde haya ‘merder’. Ellos provocan, y con sus provocaciones pretenden que hablemos de ellos. Es importante que Podemos, por ejemplo, comprenda que no se trata de ir a reventar los actos de Vox. Vox es un partido legal y no debemos impedir sus actos, ni contramanifestarnos, porque si hay violencia, siempre ganan ellos mediáticamente. Es un gran error esa idea de que a la ultraderecha se la combate.

Será más útil desmontar su discurso.
Sí. Se trata de no utilizar sus argumentos.

¿Cuál es el peligro de Vox?
Que, si condicionan los gobiernos, pueden influir a nivel judicial, como Orbán, y dinamitar el Estado Autonómico. Mira los casos de Mallorca y Valencia. Piensa en cuestiones como el aborto, el matrimonio homosexual. Más que pensamiento, lo que me preocupa son los cambios legales que pueden suceder si están en lugares de poder. Se lee en su programa de 381 medidas. Quieren derogar avances sociales, ilegalizar a sus oponentes, etcétera.


Leer en El Salto, martes 18/07/2023


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