dilluns, 30 d’octubre del 2023

Olona absuelve a Abascal en su libro, "Yo soy Macarena", culpando a otros de la deriva del partido

                                              



Me he leído de un tirón el libro "Soy Macarena", publicado la semana pasada por La Esfera de los Libros, en el que la ex diputada de Vox y ex secretaria general del Grupo Parlamentario de Vox en el Congreso de los Diputados y ex candidata a la Junta de Andalucía, expone sus vivencias y reflexiones de su paso por Vox. Partido en el que entró en marzo de 2019, sin haber militado en el mismo ni en ningún otro previamente, para ser candidata al Congreso por Granada, provincia con la que no tenía una vinculación especial. Como afirma ella misma en el texto no es una autobiografía, más bien un cuaderno de viaje. "Estas páginas son la autopsia de mi cadáver político. Todo lo que aquí se relata es producto de la digestión de unos hechos que mientras se sucedían, nunca pude analizar al completo, ya fuera por falta de oldato político, de información o de mi ensoñamiento e incansable trabajo."

En los primeros capítulos del libro Olona explica aspectos de su adolesciencia y juventud digamos movida o desordenada, y sus vivencias con un padre que decide desaparecer o apartarse para protegerlas y que pasará diversas temporadas en la prisión o residiendo en Panamá. Explica cómo se decide a cursar derecho y trabajar como pasante o becaria en un bufete sin cobrar un duro y, como tras un primer facaso, aprueba las oposiciones de Abogado del Estado. A partir de allí detalla sus cinco años como abogada del Estado en el País Vasco persiguiendo la corrupción, defendiendo a policías nacionales y guardia civiles y vigilando de cerca la gestión del día día de instituciones gobernadas por los partidos nacionalistas o independentistas y las posibles manifestaciones de exaltación o apología del terrorismo. Tambíén explica su paso como secretaria general de la empresa intervenida MERCASA, siendo en marzo de 2019 cuando Iván Espinosa de los Monteros contacta con ella para que se reuna con él y con Santiago Abascal para proponerle que se sume al proyecto de Vox y ocupar un puesto destacado en las listas. Partido que cuatro meses antes había salido de la marginalidad al conseguir representación en el Parlamento de Andalucía y forjar ese pacto entre el PP, Ciudadanos y Vox que desalojará a la izquierda de muchas institituciones.

Olona aceptó el encuentro y como afirma en el libro, "Santiago Abascal me deslumbró. Vi a un tipo sencillo dispuesto a luchar por España, con el que me sentí identificada al instante. Congeniamos; teníamos en común los años de lucha en el País Vasco. Él cuando te jugabas la vida. Yo cuando casí,  librando la batalla del relato".   

Y reconociendo que ella no compartía al cien por cien el programa de voz, algo que Abascal no le exigía, encabezó la candidatura por Granada pese a las reticencias de los militantes y dirigentes granadinos del partido al ser ella una persona ajena. Olona se prodiga detallando su aterrizaje en el Congreso de los Diputados y su tándem con Iván Espinosa, con un sinfín de iniciativas parlamentarias, sesiones del control del Gobierno, y recursos de inconstitucionalidad a partir de la repetición electoral de noviembre 2019 en la que Vox superará el umbral de los 50 diputados que exige la ley para presentarlos. La autora se congratula de haber ganado algunos de estos recursos sobre los que ya se ha dictado sentencia como los que ella interpuso contra el Estado de Alarma durante la pandemia. No deja claro en qué momento comenzó a darse cuenta de los puñales que corrían por esa gran familia que ella pensaba que era Vox, si bien afirma que "el asalto definitivo no se produjo hasta el año 2021 con la llegada de Ignacio de Hoces como comisario político del  grupo parlamentario". Sí que se refiere a la campaña se desató contra ella desde dentro por haber hecho un tuit vacunándose, en un momento en que parte de los dirigentes de Vox y de los comunicadores de su entorno abonaban teorías conspiranoicas y contrarias a la vacucación, defendiendo Abasacal el derecho a no vacunarse.   

Olona reconoce que sintió desde el primer momento su incompatibilidad com Javier Ortega Smith afirmando que "éramos como el agua y el aceite", y se refiere a la mano derecha de Ortega, su ex compañero de las COE, los boinas verdes del ejéccito, Tomás Fernández Ríos, que obtuvo escaño y encabezó la candidatura por Huelva, provincia con la que tenia tanta vinculación como ella con Granada. Olona reconoce que Fernández Ríos desde la Vicesecretaria de Organización y sus "hombres de negro", pretendían hacer funcionar el partido como un reloj suizo. En ese momento parece que no era consciente que las mismas malas maneras que ella lamentará tras el batacazo de las elecciones autonómicas andaluzas de junio de 2022, en que Abascal y muchos otros dejarán de hablar con ella, de responderle los mensajes o cogerle el teléfono, se hacía de manera habitual con muchos dirigentes locales y provinciales que lo habían dado todo por Vox de los cuando el partido decidía deshacerse de ellos. Una práctica que padecieron a partir de 2019 muchos dirigentes provinciales del partido, cuando de cara a las elecciones generales de abril y noviembre de aquel año, también autonómicas y municipales, se cesa a muchos presidentes provinciales o se disuelve de un plumazo muchas ejecutivas provinciales, que se les notifica con un simple correo electrónico, a la vez que se nombra en una veintena de provincias cabezas de lista como Olona, sin ninguna vinculación con la provincia. Parece que durante más de dos años Macarena no se dio cuenta de ello y veía Vox como una gran familia.

Con Abascal según Olona ajeno a todo, explica como en Vox irán tomando el poder los más ultras del partido como Buxadé y grupos ultracatólicos como los Kikos y el Opus Dei, mientras otros con los que llevaba dos años trabajando, como Enrique Cabanas o Kiko Méndez Monasterio se muestran como son. "Si Enrique Cabanas es Dios -afirma Olona-, Kiko Méndez Monasterio también lo es, pero además es el Espíritu Santo, por aquello que no se le ve, solo se le intuye". Y a partir de ese momento ve la mano negra de Julio Ariza ex presidente de Intereconomía y ahora responsable de El Toro TV, en el giro que hace Vox, con Absacal sin enterarse. "Kiko que proviene de Intereconomía, es decir de Julio Ariza, es el alma el gurú que pergeña esa batalla contra el fantasma de de la Agenda 2030, el estratega que diseña el posicionamiento, la persona encargada de definir que es Vox y hacia dónde va. Los dos forman un tándem sobre el que se sutenta esa figura del líder carismático, son los que revisten a Abasacal de ese halo de imbatibilidad". Y añade en relación a la seleccion que se hizo para nombrar asesores de grupos parlamentarios autonómicos y grupos municipales que, pese a haber por medio una empresa de selección, se escogía a quienes Ariza, Kiko Méndez Monasterio y otros de su entorno proponían. 

En el libro Olona afirma que Vox cuando ella entró no era un partido ultra en temáticas como la inmigración o cuestioando las libertades, produciéndose el giro según ella durante la campaña de las elecciones catalanas de 2021. Aquí discrepo rotundamente de Olona ya que parece que ella no supiera lo que Vox proponía y afirmaba en 2018 justo antes de dar el salto, con Ignacio Garriga denunciando la invasión migratoria y exigiendo la expulsión de todos los irregulares, y añorando la libertad perdida según Garriga hacía cuatro décadas, o Buxadé reivindicando los supuestos modos de participación política, sin partidos que desarraigan y enfrentan a los españoles,  propuestos en los años treinta por La Falange -familia, municipio, sindicato y coorporación profesional-  que hizo suyos el Franquismo.   

Olona dice en el libro que descubrirá en 2021 una nueva realidad con una cúspide real del poder en Vox oculta en la que según ella se ubicaria Julio Ariza. "Gabriel (Ariza, el hijo), y Kiko (Méndez Monasterio) susurran al oído de Abascal; Julio (Ariza) dicta." Ello ocurre cuando el Comité de Acción Política (CAP) formado por cinco o seis persona del que será portavoz Jorge Buxadé toma el control del partido, cambio de órgano de gobierno que yo comparto con Olona que dejó al Comité Ejecutivo Nacional en un ente irrelevante. Y a partir de ese momento sentirá como hay una voluntad de romper el tándem en el Congreso que ella hacía con Iván Espinosa de los Monetros. Y en ese contexto, continuado ella en el Congreso como diputada, se le recomienda que se empadrone en Andalucía para ser tal vez la candidata a las próxima elecciones autonómicas. Ella solicitará que si ello ocurre, marchar a Andalucía, debería compensársele económicamente dado que si renuncia al escaño en el Congreso de los Diputados para establecerse en Andalucía, deberá alquilar una vivienda en Sevilla y serguir pagando la de Madrid. Absacal le responde que no se preocupe, que cuando sea diputada autonómica continaurá como responsable de los recursos de inconstitucionalidad presentados y futuros, por lo que cobrará una asignación económica suplementaria que le permitirá mantener su piso de Madrid. Abascal también le anuncia que será nombrada miembro del Comité de Acción Política, el poderoso CAP que se reune en la sede de la calle Bambú todos los lunes. 

Pero llegan las elecciones andaluzas de mayo de 2022 y Olona en las que los resposnables de campaña están convencidos que Vox, que tenía doce escaños subirá hasta veinte o más, haciendo de Olona vicepresidenta de la Junta. Pero ella como candidata sufrirá los males de los que se quejaron antes tantos otros y que ella no quiso ver. Los comisarios políticos de campaña no le anuncian que actos tiene pasado mañana, ella no controla su agenda, censuran sus discursos y limitan sus intervenciones. Una de las prácticas que como yo explico en mi libro "Vox, el retorno de los ultras que nunca se fueron", es no sólo la apropiación que hace Vox de gran parte los fondos de los grupos municipales y grupos parlamentarios autonómicos, sino también que se impide a los candidatos en campaña y a los concejales y diputados autonómicos tener el mínimo márgen para negociar una enmienda o una resolución con otro partido veinte minutos antes del pleno. También se les impide redactar ellos mismos el contenido de sus intervenciones públicas, más allá que haya personas como la misma Olona que son brillantes hablando en público con un folio en la mesa o atril en el que se indica a modo de guión los siete puntos o cuestiones a los que se va a referir y las cifras o datos que va a utilizar, pero se muestran totalmente antinaturales leyendo literalmente un texto de cinco folios escrito por otra persona que además, como ocurre a menudo en Vox, es un comisario político con el que no hay ni química ni empatía. Y el resultado fue que Vox subió  sólo de 12 a 14 escaños, mientras el PP subia de 26 a 58, obteniendo la mayoría absoluta.

Como  la mayoría absoluta el PP no necesitaba a Vox para formar gobierno, fracasando Olona en el proyecto del partido de ser ella la vicepresindenta de la Junta de Andalucía. Y a partir de aquí Abascal y otros dejan de cogerle el teléfono, no la hacen senadora autonómica como inicialmente se le dijo como plan B si no entraba en el gobierno andaluz y tampoco se la nombra miembro del Comité de Acción Política, ni se la ratifica como responsable de los recursos de inconstitucionalidad, lo que hubiera justificado un sueldo suplementario del partido. Y frustrada, Macarena, sintiéndose abandonada, dejará Vox. 

Olona como si se cayera del caballo y despertara, se pregunta en las páginas finales del libro por los siete millones de euros que Vox ha traspasado a la Fundación Disenso y los cuatro millones que han ido a la empresa Tizona Comunicación propiedad de Kiko Méndez Monasterio y Gabriel Ariza, hijo de Julio Ariza. Fondos que según ella van para los gastos de los eventos y servicios varios que sin detallar en el Modelo o impreso 347 de Hacienda, conocido irónicamente como de "gastos en putas y otros varios" del que vivirían muchos de los que en su días estuvieron en Intereconomía, concluyendo Olona que sin Intereconomía y el poder que tiene sobre Vox y Abascal, Julio Ariza, el padre, Vox no existiría. Y concluye su libro afirmando que Vox ha vivido "una deriva que ha convertido a Santiago Abascal en un esclavo con apariencia poderosa".  En el libro apenas se refiere a los malos resultados de su nuevo partido, Caminando Juntos, con el que concurrió a las pasadas elecciones generales. Evita hablar de su vida personal y sentimental, y no da pistas de si tiene previsto intertar volver a la política.

Como periodista conocedor de Vox, leído el libro discrepo de Olona en varias cuestiones. Es cierto que Kiko Méndez Monasterio acompañó a Abascal en muchos momentos desde antes de la fundación de Vox y es posible que durante la travesía del desierto entre 2014 y 2018 en diversos momentos fuera de los cuatro o cinco elegidos que cobraran del partido. Pero cuando Vox iba de fracaso en fracsaso tras las elecciones europeas de 2014 la mayoría de periodistas y colaboradores de Intereconomía vivieron de otros proyectos más allá que apoyaran en algún momento a ese partido que no alzaba la cabeza que era Vox. Será en 2019 cuando da el salto al Congreso, ayuntamientos y parlamentos autonómicos que Vox, sea para sus listas como candidatos, sea para sus equipos de campaña, sea para los diversos departamentos de comunicación y gestión de redes, el partido rescata a muchos de quienes estuvieron en Intereconomía. Resulta interesante ver el vídeo de la fiesta de despedida de Intereconomía del periodista  Gonzalo Altozano, celebrada el 19 de septiembre de 2013, donde cita a los compañeros, trabajadoes y colaboradores de la cadena invitados, y veremos como la mayoría de ellos hoy están en Vox o han pasado por Vox, Tizona o Disenso.  Pero ello no significa que Vox fue concebido para emplearlos a ellos  o transferir fondos a sus empresas.  

Otra discrepancia significativa que tengo con la tesis de Olona es es relación al papel que juega  Abascal, al que Olona considera una persona sencilla secuestrada por Ariza y otros que malgastan el patromonio económico del partido. Mi opinión  es que si alguien concibió Vox como un negocio fue Santiago Abascal. A diferencia de otros partidos que tiene sus fundaciones y suele presidirla el presidente del partido, los estatutos de Disenso dicen que Abascal es y será su presidente vitalicio. Como digo en mi libro "Vox, el retorno de los ultras que nunca se fueron", editado por Akal, Abascal tras perder el escaño el el Parlamento vasco en 2009, quebrar la empresa de su mujer, serles embargada la vivienda familiar y divorciarse, como  Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó, Abascal se conjuró para nunca más volver a pasar hambre. Se marchó a Madrid protegido por Esperanza Aguirre que lo colocó en sus chiringuitos con un sueldo de 94.000 euros al año. Abascal, ese tipo sencillo al que se refiere Olona cobra hoy de sus dos sueldos del Congreso, como diputado y como presidente del Grupo Parlamentario, además del sueldo que cobra de Vox, como presidente del partido. Y por si acaso se ha nombrado presidente vitalicio de Disenso, fundación que Vox ha regadao con fondos provinientes de subvenciones públicas, partidas que los ayuntamientos y parlamentos autonómicos dan a Vox para el funcionamiento de los grupos municipales y autonòmicos  y aportaciones de militantes.

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