Ayer fue asesinado con cinco balazos en la ciudad kosovar de Mitrovica, el dirigente serbio, Oliver Ivanovic. Uno de los pocos dirigentes serbios de Kosovo que supo asumir la nueva realidad tras la entrada de la OTAN y la ONU en junio de 1999 en la antigua provincia serbia de mayoria albanesa, colaboró con la adminstración transitoria de la ONU y, pese a ser de 2008 a 2012 Secretario de Estado para Kosovo del gobierno de Serbia, había criticado que el gobierno de Belgrado promoviera en Kosovo las listas electorales exclusivas de ciudadanos serbios. Ivanovic era de los pocos dirigentes serbios de Kosovo que hablaba albanés.
Dicho asesinato se produjo justo el día antes del comienzo de una nueva ronda de negociaciones en Bruselas entre las autoridades serbia y kosovares, que ha sido suspendida tras la decisión de Belgrado de no asistir. Y ello ha ocurrido mientras los partidos el parlamento kosovar de mayoría albanesa intentan anular el pacto para que un tribunal internacional vinculado al de la Haya, juzgue los presuntos crímenes cometidos por los grupos y líderes albaonokosvares entre 1999 y el año 2000, que no fueron juzgados por el ahora finiquitado Tribunal Internacional para antigua Yugoslavia, dado que su periodo compentente era hasta junio de 1999, cuando contra la entrada de la OTAN en Kosovo se ponía fin a la última de las guerras yugoslavas.
Yo me entrevisté con Ivanovic en julio de 2001 cuando él era presidente del llamado Consejo Nacional Serbio en la misma casa de Mitrovica que ahora es la sede de su partido Iniciativa Cívica, Srbija Demokratija Pravda (SDP), en la puerta de la cual fue abatido la mañana de ayer. Este partido compitió electoralmente con la llamada Lista Serbia, impulsada por Belgrado, la cual acaparó la totalidad de escaños de las zonas serbias y acabó entrando en el gobierno de Kosovo de mayoría albanesa.
De aquella entrevista recuerdo sus quejas, que yo recogería en un artículo publicado en el diario AVUI, de que la administración transitoiria de la ONU en Kosovo no hacía efectivo ningún tipo de coordinación ni vinculación entre la autoridad provisional del territorio y las instituciones yugoslavas, cosa que según él vulnerabal la resolución 1244 de la ONU en la que se basaba esa administración transitoria.
De aquella entrevista recuerdo sus quejas, que yo recogería en un artículo publicado en el diario AVUI, de que la administración transitoiria de la ONU en Kosovo no hacía efectivo ningún tipo de coordinación ni vinculación entre la autoridad provisional del territorio y las instituciones yugoslavas, cosa que según él vulnerabal la resolución 1244 de la ONU en la que se basaba esa administración transitoria.
La entrevista fue fluida y franca y recuerdo de ella la anécdota de que como ye me presenté ante el personal de su oficina y ante él hablando en serbio, las dos o tres veces que le sonó el teléfono, cogió mi gravdora y la apagaba para que no se recogiera lo que hablaba con sus interlocurores.
Él no se sentía parte de las masacres o la limpieza étinca realizada por Milosevic y lamentaba que la OTAN y la policia europea desplegada en el territorio no pudiera garantizar la seguridad de los serbios que quedaban en Kosovo, unos en enclaves protegidos por la OTAN, y otros en el lado norte de dicha ciudad, Mitrovica, al otro lado del río Ibar que separaba a unos y otros.
Pese a no sentirse responsable de crímenes de guerra, Ivanovic fue condenado a nueve años de cárcel en 2016 por
jueces de la misión administrativa de la UE en Kosovo (EULEX) y finalmente absuelto por un tribunal de apelaciones. Ivanovic pasó dos años en prisión y salió de la cárcel en
abril pasado si bien el juicio podia repetirse de nuevo. Desde entonces, había recibido dos avisos: un pequeño
artefacto explosivo, detonado, en su coche oficial, y el incendio
intencionado del privado.
Evidentement habrán versiones contradictorias sobre la autoría y los móviles de éste crimen. Y puede que nunca sepamos si fue ordenado por enemigos del bando serbio o del albanokosovar. Kosovo es un territorio en el que pese ser responsable el desaparecido Milosevic del aparheid que impuso y de la limpieza étnica, el actual presidente y ex jefe de la guerrilla, Hashim Taci, está ahora acusado del asesinatos y torturas y de ser partícipe de una red de tráfico de órganos de prisioneros serbios o gitanos que mantenían vivos hasta que llegaba el "pedido". Y también debe ser juzgado el primer ministro, Ramush Haradinaj, conocido como Rambo. Qualquiera que desee obstaculizar el proceso de normalización de Kosovo, que pasa por celebrar dichos juicios y una mejora de las relaciones con Serbia que desemboquen en el reconocimiento del nuevo estado, puede ser el autor del asesinato pese a que Ivanovic, en el contexto actual, ponía objeciónes a la admisión de Kosovo en la ONU como miembro de pleno derecho.
Más allá que Ivanovic, en una guerra suicia y desigual que hacía de la población civil la primera víctima, hubiera cometido también crímenes, su pérdida es un obstáculo más a la difícil y lenta normalización de la vida en exprovincia, ahora independiemte, dado que las personas dialogantes y que no se situan en ninguno de los extremos, son quienes pueden forjar puentes pero también quienes estorban a aquellos que desean que la situación continue sin salida.
Ahora Ivanovic se une a larga lista de dirigentes serbios asesinados tras el fin las guerras de dexintegración de Yugoslavia, como el primer ministro de Serbia, Zoran Djindjic, europeista, asesinado en marzo de 2003 por la poderosa mafia belgradense conocida como "el clan de Zemun" y sus colaboradores en los servicios secretos y en la luego disuelta Unidad de Operaciones Especiales (JSO) de la Policía. O como el dirigente paramilitar serbio, Željko Ražnatović, "Arkan", líder de los temidos "Tigres de Arkan", asesinado en la puerta del hotel Intercontinental de Belgrado el 15 de enero de 2000. Y nunca se sabrá si el mobil de la muerte de Arkan fue evitar que delatara a otros dirigentes serbios que fueron cómplices de los crímeres de su unidad o si sólo fue un ajuste de cuentas entre grupos paramilitares o clanes mafiosos. A Ivanovic, no se sabe quién le mató o a petición de quién alguien le disparó cinco tiros, pero enemigos los tenía en ambos bandos.
(Oliver Ivanovic, news, Kosova, Kosovo, Косово и Метохија, noticias, killed, ubijen, Mitorvica, Xavier Rius)
Ahora Ivanovic se une a larga lista de dirigentes serbios asesinados tras el fin las guerras de dexintegración de Yugoslavia, como el primer ministro de Serbia, Zoran Djindjic, europeista, asesinado en marzo de 2003 por la poderosa mafia belgradense conocida como "el clan de Zemun" y sus colaboradores en los servicios secretos y en la luego disuelta Unidad de Operaciones Especiales (JSO) de la Policía. O como el dirigente paramilitar serbio, Željko Ražnatović, "Arkan", líder de los temidos "Tigres de Arkan", asesinado en la puerta del hotel Intercontinental de Belgrado el 15 de enero de 2000. Y nunca se sabrá si el mobil de la muerte de Arkan fue evitar que delatara a otros dirigentes serbios que fueron cómplices de los crímeres de su unidad o si sólo fue un ajuste de cuentas entre grupos paramilitares o clanes mafiosos. A Ivanovic, no se sabe quién le mató o a petición de quién alguien le disparó cinco tiros, pero enemigos los tenía en ambos bandos.
(Oliver Ivanovic, news, Kosova, Kosovo, Косово и Метохија, noticias, killed, ubijen, Mitorvica, Xavier Rius)
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