dimecres, 4 de novembre del 2020

França, caricatures i laïcitat. El Triangle.

 

 Xavier Rius Sant, periodista

El Triangle, 4 de novembre de 2020 

La ferma voluntat del president Emmanuel Macron de combatre el que a França es coneix com a “separatisme islàmic” i la defensa feta pel president del professor Samuel Paty, decapitat el 16 d’octubre per haver mostrat caricatures de Mahoma a classe, ha aixecat irades protestes a diferents països islàmics. Protestes en les quals es qualifica d’islamòfob el president francès i se l’acusa d’incitar l’odi envers els musulmans, i es demana el boicot als productes francesos. El president turc, Recep Tayyip Erdogan, s’ha sumat a aquesta crida al boicot i ha qüestionat la salut mental de Macron.

Erdogan vol aprofitar aquesta polèmica per mostrar-se com a líder dels musulmans arreu del món, sabent que en altres estats islàmics els seus governants, si bé permetran les protestes i lamentaran les paraules de Macron, no s’atreviran a demanar el boicot  pels acords comercials que tenen amb París. A Qatar, per exemple, tot i haver-se retirat de molts supermercats els productes francesos, el seu emir no pot fer una crida al boicot, donat que el seu exèrcit depèn de l’armament que compra a França, incloent-hi el
flamant caça bombarder Rafale.

Els valors republicans de França van lligats a una ferma defensa de la laïcitat. I per això a França els funerals d’estat són civils. Mentre que a Itàlia o de vegades a Espanya els funerals d’estat són religiosos i es fan en una catedral, i a Holanda són multiconfessionals, a França la religió és quelcom personal i íntim. I la República francesa, tot i els milions de musulmans practicants que hi ha, no vol evolucionar cap al comunitarisme holandès que va denunciar la somali Ayaan Hirsi, que va arribar al país com a refugiada, un cop nacionalitzada va ser diputada, i va haver de fugir als Estats Units per les amenaces que patia per les seves crítiques a l’islam. Hirsi va denunciar que el sistema multireligiós holandès, amb escoles catòliques, protestants i islàmiques, emparava que en aquestes últimes s’impartissin uns valors antagònics amb els drets humans.

França ha patit els pitjors atemptats gihadistes de l’última dècada a Europa, com el del novembre del 2015 a la sala Bataclan, amb 130 morts, o el de Niça de juliol de 2016, amb 84. I mesos abans del de Bataclan hi va haver el de Charlie Hebdo, precisament per haver publicat caricatures de Mahoma. I tot i haver aplicat una política de control de les mesquites, amb el Consell Francès de Culte Musulmà, que hauria d’evitar el que passa a altres països, on imams vinguts de l’Aràbia Saudita o el Pakistan, portadors de valors antagònics, dirigeixen les mesquites, el fet és que el salafisme i l’empatia amb el gihadisme creix. Creix entre la tercera o quarta generació de musulmans i entre molts dels que arriben. Aquest és el cas d’Abdoullakh Anzorov, assassí de Samuel Paty. Un rus de 18 anys de família txetxena. 

El que Macron vol combatre és que s’instal·li a la societat el que anomena separatisme islàmic. És a dir, que part dels musulmans que viuen a França visquin de portes endins amb uns altres codis, com si es tractés d’una societat paral·lela. En aquest sentit va anunciar que es prohibiria que els ginecòlegs fessin certificats de virginitat per a les noies musulmanes que es casen. Una qüestió fàcil de legislar, però difícil d’erradicar. I és que les mesures que vol  aprovar Macron, algunes de difícil plasmació legal, pretenen combatre no només els guetos físics i socials, o la creació de policies de la xaria a diferents barris, sinó trencar el cercle amb el qual es tanca moltes dones franceses o residents a França de religió islàmica, i també joves fills de musulmans que la  dita “comunitat” engarjola mentalment i acaben odiant el país. I és des d’aquesta segregació on neix el desarrelament envers els valors occidentals on arrela el gihadisme.

Macron vol evitar que una part de la societat visqui al marge dels valors de la Il·lustració que imperen a Europa. Una Europa on, després de les guerres entre catòlics i protestants, es van implantar uns valors que ubiquen les creences religioses en l’àmbit privat,
mentre la ciència i el lliurepensament ocuparien el públic. Però el principal obstacle per a Macron no està a França. Està en la majoria de països islàmics que neguen el dret d’un musulmà a deixar de ser-ho i a una dona musulmana a casar-se amb un infidel.

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Francia, caricaturas y laicidad

Xavier Rius Sant, periodista. El Triangle, 4 de noviembre de 2020La 

firme voluntad del presidente Emmanuel Macron de combatir lo que en Francia se conoce como "separatismo islámico" y la defensa hecha por el presidente del profesor Samuel Paty, decapitado el 16 de octubre por haber mostrado caricaturas de Mahoma en clase, ha levantado airadas protestas en diferentes países islámicos. Protestas en las que se califica de islamófobo al presidente francés y se le acusa de incitar el odio hacia los musulmanes, y se pide el boicot a los productos franceses. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha sumado a este llamamiento al boicot y ha cuestionado la salud mental de Macron.

Erdogan quiere aprovechar esta polémica para mostrarse como líder de los musulmanes en todo el mundo, sabiendo que en otros estados islámicos sus gobernantes, si bien permitirán las protestas y lamentarán las palabras de Macron, no se atreverán a pedir el boicot por los acuerdos comerciales que tienen con París. En Qatar, por ejemplo, a pesar de haberse retirado de muchos supermercados los productos franceses, su emir no puede hacer un llamamiento al boicot, dado que su ejército depende del armamento que compra en Francia, incluyendo el flamante caza bombardero Rafale.

Los valores republicanos de Francia van ligados a una firme defensa de la laicidad. Y por eso en Francia los funerales de estado son civiles. Mientras que en Italia o a veces en España los funerales de estado son religiosos y se hacen en una catedral, y en Holanda son multiconfesionales, en Francia la religión es algo personal e íntimo. Y la República francesa, pese a los millones de musulmanes practicantes que hay allí, no quiere evolucionar hacia el comunitarismo holandés que denunció la somalí Ayaan Hirsi, que llegó al país como refugiada, una vez nacionalizada fue diputada, y tuvo que huir a Estados Unidos por las amenazas que sufría por sus críticas al islam. Hirsi denunció que el sistema multireligioso holandés, con escuelas católicas, protestantes e islámicas, amparaba que en estas últimas se impartieran unos valores antagónicos con los derechos humanos.

Francia ha sufrido los peores atentados yihadistas de la última década en Europa, como el de noviembre  de 2015 en la sala Bataclan, con 130 muertos, o el de Niza de julio de 2016, con 84. Y meses antes del de Bataclan hubo el de Charlie Hebdo, precisamente por haber publicado caricaturas de Mahoma. Y a pesar de haber aplicado una política de control de las mezquitas, con el Consejo Francés de Culto Musulmán, que tendría que evitar lo que pasa en otros países, donde imanes venidos de Arabia Saudí o Pakistán, portadores de valores antagónicos, dirigen las mezquitas, el hecho es que el salafismo y la empatía con el yihadismo crece. Crece entre la tercera o cuarta
generación de musulmanes y entre muchos de los que llegan. Este es el caso de Abdoullakh Anzorov, asesino de Samuel Paty. Un ruso de 18 años de familia chechena.

Lo que Macron quiere combatir es que se instale en la sociedad lo que denomina separatismo islámico. Es decir, que parte de los musulmanes que viven en Francia vivan de puertas adentro con otros códigos, como si se tratara de una sociedad paralela. En este sentido anunció que se prohibiría que los ginecólogos hicieran certificados de virginidad para las chicas musulmanas que se casan. Una cuestión fácil de legislar, pero difícil de erradicar. Y es que las medidas que quiere aprobar Macron, algunas de difícil plasmación legal, pretenden combatir no sólo los guetos físicos y sociales, o la creación de policías de la sharin en diferentes barrios, sino romper el círculo con el que se encierra a muchas mujeres francesas o residentes en Francia de religión islámica, y también jóvenes hijos de musulmanes que la dicha "comunidad" encarcela mentalmente y acaban odiando el país. Y es desde esta segregación donde nace el desarraigo hacia los valores occidentales donde arraiga el yihadismo.

Macron quiere evitar que una parte de la sociedad viva al margen de los valores de la Ilustración que imperan en Europa. Una Europa donde, después de las guerras entre católicos y protestantes, se implantaron unos valores que ubican las creencias religiosas en el ámbito privado, mientras la ciencia y el librepensamiento ocuparían el público. Pero el principal obstáculo para Macron no está en Francia. Está en la mayoría de países islámicos que niegan el derecho de un musulmán a dejar de serlo y a una mujer musulmana a casarse con un infiel.

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1 comentari:

  1. 1) Lo que piden las chicas musulmanas no vírgenes a los ginecólogos es que les reconstituyan el himen.
    2) Los guetos no se forman porque los musulmanes decidan arrinconarse (ya sea voluntariamente, ya sea involuntariamente es decir, movidos por una supuesta marginación por parte de la población autóctona). Al contrario, ellos son muy invasivos y deciden instalarse a cualquier punto del municipio. Lo que ocurre es que a medida que vienen más musulmanes, los blancos deciden alejarse, emigrar a otro barrio, ciudad o incluso país, ya que ya no pueden encontrar una carnicería que no sea halal, y porque la convivencia entre culturas tan contrarias resulta imposible. Entonces claro, al irse un barrio despojándose de blancos, lo que queda es el gueto correspondiente en la ciudad a la que pertenece dicho barrio.
    3) El yihadismo no es fruto de que nosotros los segreguemos o desarraiguemos como dices hacia el final, sino que el yihadismo no es más que el islam en su vertiente bélica. El yihadista es un musulmán auténtico, y no alguien que interpreta mal el islam o que está resentido por cómo nos portamos con ellos.
    4) Hay que entender que el islam no es solo Corán, sino también los hadices que constituyen la Sunna, y que tanto aquel libro como esta enciclopedia son textos sagrados para el musulmán, por lo que, si bien por ejemplo en el Corán no se manda lapidar a nadie si no a Satanás (cosa que técnicamente no se puede hacer), sí que lo manda hacer la Sunna o hadices, y por eso la lapidación se aplica donde hay comunidades musulmanes, como también la decapitación (esta, no solo en hadices sino también en el Corán, son los versos que traducen por "golpear el cuello").
    5) Hay que entender que el islam son reglas de comportamiento presentes en el Corán y en la Sunna, de obligada observancia según el musulmán auténtico. Estas reglas es lo que se conoce como sharía. Aceptar nosotros que las mujeres musulmanas porten el velo islámico constituye un grave error. Decimos que es por tolerancia a una sana diversidad, pero en la práctica lo que se está haciendo es dar el visto y bueno a la aplicación de una de las reglas de la sharía en nuestra sociedad, que no está desligada del resto de las reglas, reglas de un sistema totalitario absolutamente incompatible con los derechos humanos y con los valores de la civilización occidental, uno de los cuales es la laicidad la cual no se debe a la Ilustración como dices, sino a Jesucristo el cual decía que su reino no es de este mundo (el de Mahoma sí lo es) y que diésemos al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

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