dijous, 23 de juny del 2022

VOX y ¿Por qué los fascistas están fascinados por la serie Peaky Blinders? Jordi Garrigós lo analiza en un artículo en el ARA en el que recoge mis opiniones

               

   

                                                        Tuit de Macarena Olona con Jacobo Gonzalez Robatto

Artículo de Jordi Garrigós en el diario ARA con mi opinión, ¿Por qué los fascistas están fascinados por 'Peaky Blinders'?

 Leer el artículo de Jordi Garrigós en castellano, en el diario Ara, lunes 20 de junio de 2022

Llegir l'article de Jordi Garrigós en català, al diari ARA del dilluns 20 de juliol de 2022 

Este enero, en plena campaña electoral por las elecciones de Castilla y León, una serie de televisión saltó a la palestra de manera involuntaria e inesperada. El motivo: se habían viralizado unas imágenes de varios líderes de Vox, entre los cuales su secretario general, Santiago Abascal, con una estética similar a la de sus protagonistas. La ficción era, por supuesto, Peaky Blinders, uno de los productos audiovisuales más exitosos de la última década. Para los que todavía no la hayan visto, la historia resigue las peripecias delictivas de una familia mafiosa de Birmingham de principios del siglo XX. Estrenada en 2013, justo la semana pasada Netflix añadió a su plataforma estatal la sexta y última temporada de la producción.

Toneladas de masculinidad, boina en la cabeza, tirantes bien apretados al cuerpo y miradas desafiantes. Aquella instantánea de los líderes de la ultraderecha española era tan parecida a la de los delincuentes de Peaky Blinders que incluso el candidato de Ciudadanos expresó su sorpresa por que un partido que pretendía gobernar la comunidad adoptara alegremente la estética de un gang mafioso, aunque fuera de ficción. Como no podía ser de ninguna otra forma, la siempre polémica Macarena Olona, candidata de Vox a la Junta de Andalucía, reaccionó a las críticas comparando, con orgullo, una imagen de la serie con la de sus compañeros de partido.

 Obviamente, Peaky Blinders no es una ficción fascista per se, sino una serie de éxito transversal en todo el mundo que, además de estar protagonizada por una familia de etnia gitana, en su quinta temporada se enfrentaba a un político de ultraderecha, Oswald Mosley. Pero indiscutiblemente reúne ciertas características que la han convertido en un espejo para una parte de la ultraderecha, que ha adoptado la estética y la ha convertido en uno de sus referentes.

 Violencia extrema, masculinidad tóxica, códigos de honor, delincuencia, vida a los márgenes y hasta cierto punto ideología antisistema. Son características magnéticas para el movimiento ultra, del mismo modo que pasó con The Sopranos a principios de siglo. Solo hay que recordar aquel infausto equipo formado por skinheads nazis, miembros de los Boixos Nois, que atemorizaron los campos de fútbol de medio Catalunya a base de palizas e intimidaciones. El club se llamaba Bada Bing, como el local de striptease que regentaba Tony Soprano. No era casualidad: eran fans de la serie, del mismo modo que posiblemente ahora lo son de Peaky Blinders. Siguiendo esta tendencia, las redes sociales están repletas de montajes y tatuajes con imágenes de la serie colgadas por personas vinculadas a los movimientos fascistas.

Para entender esta fascinación, hay que observar los diversos paralelismos que existen entre gangs como el de Peaky Blinders o la familia Soprano y el fascismo: "Siguen modelos muy admirados por los ultras, que buscan su identidad en grupos con un liderazgo fuerte y que consiguen cambios de forma violenta y sin pedir perdón", explica Xavier Rius Sant, periodista especializado en la extrema derecha que acaba de publicar Els ultres son aquí (Pòrtic). De hecho, este tipo de autoridad, casi mesiánica, de personas incuestionables que ejercen caudillos como Tommy Shelby, el protagonista de Peaky Blinders brillantemente interpretado por Cillian Murphy, podría ser comparable a la de Vox, ahora que el partido ha suprimido cualquier tipo de sistema democrático que pueda cuestionar su secretario general: "Con los últimos cambios de estatutos es imposible revocar el liderazgo de Abascal, incluso presentar candidaturas alternativas. De aquí a que estos personajes que no ha escogido nadie, pero que dirigen la masa, sean sus referentes", apunta Rius Sant.

La fascinación por la violencia y el crimen organizado no es, ni mucho menos, monopolio de la ultraderecha. Hoy en día han mutado a iconos pop personajes de ficción tan relacionados con la sangre y el hígado como Tony Montana (protagonista de Scarface, de Brian De Palma) o Gennaro Savastano (Gomorra) o incluso reales, como es el caso de Chapo Guzmán o de Pablo Escobar. A estos narcotraficantes las series los han puesto sorprendentemente de moda, a pesar de ser personas responsables de centenares de asesinatos. "Para algunas personas son vistos como una especie de Robin Hood modernos, queridos por el pueblo y al margen de las grandes corporaciones", explica Rius Sant. El fandom ha llegado a tal punto que es difícil no encontrarse una camiseta estampada con su cara en una tienda de souvenirs cualquiera de Barcelona.

Como conclusión: si eres fascista probablemente te gustará Peaky Blinders, pero para que te guste Peaky Blinders no tienes que ser fascista por fuerza. Porque aunque su narrativa nos acerque a personajes extremos, Peaky Blinders solo es una serie de ficción y no una película de propaganda, al estilo de las de Leni Riefenstahl o de José Luis Sáenz de Heredia. Sobre los ingredientes que para él tendría una ficción pensada exclusivamente para militantes de ultraderecha, el experto Xavier Rius Sant apunta a argumentos que "deslegitimen los organismos democráticos corruptos, tengan liderazgos erigidos en mesías y cambios conseguidos a base de acciones violentas". Aquí tenemos la fórmula perfecta para triunfar entre los ultras de hoy.



Per què els feixistes estan fascinats per 'Peaky Blinders'?

Violència extrema, masculinitat tòxica, codis d'honor, delinqüència, vida als marges, ideologia antisistema…

 
 
 Aquest gener, en plena campanya electoral a les eleccions de Castella i Lleó, una sèrie de televisió va saltar a la palestra de manera involuntària i inesperada. El motiu: s'havien viralitzat unes imatges de diversos líders de Vox, entre els quals el seu secretari general, Santiago Abascal, amb una estètica similar a la dels seus protagonistes. La ficció era, esclar, Peaky Blinders, un dels productes audiovisuals més exitosos de l'última dècada. Per als qui encara no l'hagin vist, la història ressegueix les peripècies delictives d'una família mafiosa de Birmingham de principis del segle XX. Estrenada el 2013, tot just la setmana passada Netflix va afegir a la seva plataforma estatal la sisena i última temporada de la producció.

Tones de masculinitat, boina tapant la closca, tirants ben estrets al cos i mirades desafiants. Aquella instantània dels líders de la ultradreta espanyola era tan semblant a la dels delinqüents de Peaky Blinders que fins i tot el candidat de Ciutadans va expressar la seva sorpresa perquè un partit que pretenia governar la comunitat adoptés alegrement l'estètica d'un gang mafiós, encara que fos de ficció. Com no podia ser de cap altra manera, la sempre polèmica Macarena Olona, candidata de Vox a la Junta d'Andalusia, va reaccionar a les crítiques comparant, amb orgull, una imatge de la sèrie amb la dels seus companys de partit.

El senador Jacobo González Robato, con estética Peaky Blinders junto a Gallardo y Abascal. Arriba tuit de Macarena Olona con González Robato

 Òbviament, Peaky Blinders no és una ficció feixista per se, sinó una sèrie d'èxit transversal a tot el món que, a més d'estar protagonitzada per una família d'ètnia gitana, en la seva cinquena temporada s'enfrontava a un polític d'ultradreta, Oswald Mosley. Però indiscutiblement reuneix certes característiques que l'han convertit en un mirall per a una part de la ultradreta, que n'ha adoptat l'estètica i l'ha convertit en un dels seus referents.

 Violencia extrema, masculinidad tóxica, códigos de honor, delincuencia, vida a los márgenes y hasta cierto punto ideología antisistema. Son características magnéticas para el movimiento ultra, del mismo modo que pasó con The Sopranos a principios de siglo. Solo hay que recordar aquel infausto equipo formado por skinheads nazis, miembros de los Boixos Nois, que atemorizaron los campos de fútbol de medio Catalunya a base de palizas e intimidaciones. El club se llamaba Bada Bing, como el local de striptease que regentaba Tony Soprano. No era casualidad: eran fans de la serie, del mismo modo que posiblemente ahora lo son de Peaky Blinders. Siguiendo esta tendencia, las redes sociales están repletas de montajes y tatuajes con imágenes de la serie colgadas por personas vinculadas a los movimientos fascistas.

Para entender esta fascinación, hay que observar los diversos paralelismos que existen entre gangs como el de Peaky Blinders o la familia Soprano y el fascismo: "Siguen modelos muy admirados por los ultras, que buscan su identidad en grupos con un liderazgo fuerte y que consiguen cambios de forma violenta y sin pedir perdón", explica Xavier Rius Sant, periodista especializado en la extrema derecha que acaba de publicar Els ultres son aquí (Pòrtic). De hecho, este tipo de autoridad, casi mesiánica, de personas incuestionables que ejercen caudillos como Tommy Shelby, el protagonista de Peaky Blinders brillantemente interpretado por Cillian Murphy, podría ser comparable a la de Vox, ahora que el partido ha suprimido cualquier tipo de sistema democrático que pueda cuestionar su secretario general: "Con los últimos cambios de estatutos es imposible revocar el liderazgo de Abascal, incluso presentar candidaturas alternativas. De aquí a que estos personajes que no ha escogido nadie, pero que dirigen la masa, sean sus referentes", apunta Rius Sant.

 La fascinación por la violencia y el crimen organizado no es, ni mucho menos, monopolio de la ultraderecha. Hoy en día han mutado a iconos pop personajes de ficción tan relacionados con la sangre y el hígado como Tony Montana (protagonista de Scarface, de Brian De Palma) o Gennaro Savastano (Gomorra) o incluso reales, como es el caso de Chapo Guzmán o de Pablo Escobar. A estos narcotraficantes las series los han puesto sorprendentemente de moda, a pesar de ser personas responsables de centenares de asesinatos. "Para algunas personas son vistos como una especie de Robin Hood modernos, queridos por el pueblo y al margen de las grandes corporaciones", explica Rius Sant. El fandom ha llegado a tal punto que es difícil no encontrarse una camiseta estampada con su cara en una tienda de souvenirs cualquiera de Barcelona.

Como conclusión: si eres fascista probablemente te gustará Peaky Blinders, pero para que te guste Peaky Blinders no tienes que ser fascista por fuerza. Porque aunque su narrativa nos acerque a personajes extremos, Peaky Blinders solo es una serie de ficción y no una película de propaganda, al estilo de las de Leni Riefenstahl o de José Luis Sáenz de Heredia. Sobre los ingredientes que para él tendría una ficción pensada exclusivamente para militantes de ultraderecha, el experto Xavier Rius Sant apunta a argumentos que "deslegitimen los organismos democráticos corruptos, tengan liderazgos erigidos en mesías y cambios conseguidos a base de acciones violentas". Aquí tenemos la fórmula perfecta para triunfar entre los ultras de hoy.

 


 

1 comentari:

  1. Los partidos políticos cada vez lanzan mensajes más simples y menos elaborados, para que la gente entienda lo justito. El nivel de exigencia es cada vez menor

    ¿Por qué hay elecciones siempre en junio y en diciembre? Porque es cuando funcionarios y jóvenes suelen cobrar sus pagas extra. Es un voto cautivo, y el más leal de todos

    No descartaría que para las próximas generales, presenten a un youtuber o un influencer para que los jóvenes se "ilusionen". Podría ser Ibai, podría ser Rubén Gisbert... todo está atado, y bien atado

    En cuanto a VOX, acabará como Podemos y Ciudadanos, una comparsa para darle vidilla al bipartidismo de toda la vida

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