Frente a la concepción del espectro político que se refleja en los
gráficos semicirculares de resultados, en los que a la izquierda se
ubica a los partidos de izquierda, en el centro a los centristas, y en
el lado derecho a los conservadores, con la extrema derecha en el
límite, existe la "teoría de la herradura", según la cual la extrema derecha y la extrema izquierda no están alejadas una de otra, sino que al ser el gráfico, no un semicírculo sino una herradura,
están de hecho muy cerca. Cercanía que ya no se manifiesta con el
cuestionamiento del sistema parlamentario, sino en la asunción del
populismo.
"La facilidad con la que 5 Estrellas ha aceptado propuestas xenófobas de la Liga Norte muestran que ambos pueden acabar siendo lo mismo"
Cuando surgió Podemos, en el 2014, se hicieron
estudios comparativos del programa de esta nueva formación con las del
partido ultraderechista recientemente disuelto, Movimiento Social Republicano.
Y ambas formaciones coincidían en numerosos aspectos, no únicamente
económicos. Las discrepancias eran absolutas en su visión del fenómeno
migratorio y la plurinacionalidad. Pero en materia económica y el
rechazo a la clase política, coincidían.
Los periodistas que llevábamos años siguiendo a Plataforma por Catalunya y a su fundador, Josep Anglada, nos sentimos impactados en el 2014 al aparecer Pablo Iglesias con su mantra contra la casta política. Tuvimos este choque porque Anglada desde el 2008 cargaba en todas sus intervenciones contra "esta casta política podrida". Algo que también hacía el joven Iglesias. El término 'casta política', como manera despectiva de descalificar a los partidos, se popularizó en Italia en el 2007 con el libro 'La casta. Cómo los políticos italianos se han vuelto intocables', escrito por los periodista Gian Antonio Stella y Sergio Rizzo.
Cuando surgió en Italia, enel 2009, el Movimiento 5 Estrellas impulsado por el cómico Beppe Grillo,
que se presentó como un movimiento ecologista, favorable a la
democracia directa, contrario a la corrupción y euroescéptico, se
debatió sobre si era de izquierdas o de derechas. Y
pese a repetir sus impulsores que no eran de derechas ni de izquierdas,
sus ideas calaron más entre los jóvenes y entre los votantes de
izquierdas. Pero fue con su llegada al Parlamento Europeo y su ingreso en el mismo grupo que el UKIP británico y los racistas de Alternativa por Alemania,
en el que todavía permanecen, cuando quedó claro que fuera o no su
ideología de ultraderecha, sí lo eran sus afinidades y su visión de
Europa. Por ello no debe sorprender que en Italia el Movimiento 5 Estrellas haya llegado a un acuerdo con la xenófoba Liga Norte para
gobernar. Era de esperar que coincidieran en políticas económicas de
desobediencia a Bruselas y el acercamiento a Rusia. Pero la facilidad
con la que los antisistema han aceptado propuestas xenófobas como las
manos libres para expulsar a medio millón de inmigrantes o la pretensión
de obligar a que los imanes hagan sus prédicas en italiano en lugar de
árabe, muestran que este socialpopulismo antisistema italiano y la
ultraderecha, aunque vengan de polos distintos, pueden acabar siendo lo
mismo.
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